Sursee 1565 - Parte II
Publicado: 31/05/2025
El inicio de la marca de la bestia Parte II
Bajo mi mano con lentitud saco del bolsillo una piedra negra: mi amuleto, no tengo un motivo razonable del porqué siento que me brinda seguridad, solo sé que lo hace, levanto su garra y deposito la piedra en su palma gigantesca, él cierra el puño con fuerza, esta es tal, que de su pelaje comienza a brotar sangre espesa, desesperada, intento abrir sus dedos con ambas manos, pero es inútil su fuerza supera la mía como si yo fuese humo pasando frente a una tormenta. Cuando se detiene, abre la mano. La piedra ha cambiado, ya no es negra, ahora es roja, cristalina, vibrante, brilla como un rubí arrancado del corazón de la tierra. Él la toma, me observa con una intensidad que me desnuda el alma y la coloca sobre mi entrecejo, la piedra se hunde en mi piel, la carne se abre, siento cómo se incrusta, cómo penetra mi frente… se une a mí y luego, la herida se cierra sin dejar rastro de una herida, salvo por la sangre que corre por mi rostro, incrédula toco mi frente, la carne está intacta.
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@Ilustración realizada con IA, creada por Adania Nilsen |
El ser traza tres líneas con sus garras sobre mi frente son paralelas, marcadas con la precisión de un rito luego toma mi mentón y me obliga a mirarlo, sus labios se posan sobre los míos, por un momento el miedo desaparece, acaricia mi cabello con ternura, mi cuerpo parece flotar, nunca me han besado, no es un gesto de posesión… es una conexión que trasciende la carne, toca mi pecho tres veces y me señala una dirección, entiendo lo que quiere decirme, comienzo a caminar de regreso a casa a paso lento, volteo de vez en cuando para ver si sigue ahí, él me observa desde la distancia hasta convertirse en una silueta oscura entre los árboles.
Sigo caminando, cierro los ojos unos segundos, bastó un parpadeo para que todo cambiara, ya que cuando abro los ojos me veo y estoy en mi cama, llevo puesto mi camisón blanco, tras una revisión rápida todo parece normal, me levanto aprisa, toco mi frente, mi rostro… no hay rastro de sangre, a unos cuentos metros en mi pequeña ventana el sol comienza a alzarse sobre el horizonte, pienso que tal vez todo fue un sueño. El día continuó como siempre, todo fue normal, ayudando a mi madre a preparar la comida y organizar los pedidos de costura, a excepción de que al vestirme tras ponerme los zapatos, noto lodo húmedo en la suela, además en mi cabello, detrás de las orejas encuentro rastros de sangre coagulada.
—¿Soñé? ¿O fui parte de un rito que traspasa los límites del tiempo y realidad?
El bosque, las huellas, la bestia, la visión de un mundo de torres y luces, la piedra roja, todas esas escenas regresan como múltiples imágenes fugaces, golpeándome como látigos eléctricos en la cabeza, me sacudo y me digo en voz baja:
—Imposible.
Durante el transcurso del día, todo lo que pasó se apodera de mis pensamientos, no puedo olvidar.
Ya es cercano al medio día, de pronto se escuchan golpes feroces en la puerta de la casa frente a la nuestra, una multitud enardecida vocifera oraciones, es un enjambre de odio encabezado por los tribunales civiles, como siempre, al frente está el señor Deur’s uno de los nobles más influyentes de Lucerna, su vestimenta es de color negro, su rostro está demacrado y por supuesto su alma permanece podrida por una fe ciega. Ordena a sus hombres que derriben la puerta, ellos lo hacen en nombre de Dios, arrastran a la hija menor de los Imhof, ella tan solo tiene once años, su cabello ondulado se sacude como un animal asustado, los hombres la lanzan al suelo, la arrastran entre gritos, sus padres suplican de rodillas que no se la lleven, con los ojos ahogados en lágrimas extendiendo sus manos en un fuerte clamor, sin embargo, es como si ellas estuviesen moviéndose a en lugar de vacío, al observar todo esto mi pecho se contrae, quiero con todas mis fuerzas arrancarla de esas manos tal como alguien arrebataría a un cordero de la garganta de un lobo, entonces mi madre como si leyera mi pensamiento posa una mano sobre mi hombro, niega con la cabeza, sus ojos brillan con un miedo ancestral, del tipo de miedo que no se nombra. La multitud arde como un incendio de salmos.
Ella es mi única amiga desde la infancia.
Son las doce con treinta y tres minutos de la tarde, la muchedumbre se mueve como una jauría desatada, levantando polvo con cada pisada, los hombres de Deur’s la arrastran por los brazos, una espuma blanca parece salir de sus bocas, tienen los ojos encendidos en furia, mi querida Da’hna llora grita, desgarrando el aire con súplicas.
—Mueti! Bitte, nid! Nid mitnäh! Mueti!
En la medida que es arrastrada, sus padres se vuelven cada vez más pequeños y borrosos, tragados por la distancia… y por las lágrimas.
Relato de Da´hna
Tengo once años, ya he visto demasiado, en la familia somos cuatro hermanos yo soy la hermana menor, paso mis días cuidando de mis hermanos, preparando comida, remendando ropa, limpiando, mi madre trabaja en la casa de los Segesser, la familia más poderosa de Lucerna, cuidando a sus niños y sus huertas. Mi padre es un zimmermann que teje techos con las costillas del bosque fabricando mueblería, mi hermano Axa, en cambio, aprendió con los monjes el arte del schreiner: tallar relicarios y urnas para santos incorruptos y yo… Solo escucho los susurros que brotan del bosque cuando cae la noche, el conocimiento llega a mí como la corriente de un río.
Recuerdo de Da´hna sobre la bestia
—Recuerdo aquella noche, hace seis años en luna llena, un susurro se percibía a través de mi ventana. Esa voz repetía mi nombre una y otra vez, al principio me resistí, pero una voluntad oscura se apoderó de mi cuerpo, me levanté, salí de casa y caminé en dirección al bosque.
A cada paso ella medía la distancia, aunque era pequeña, sabía calcular el rumbo con la precisión de una experta, de un momento a otro el conjunto de casas de la villa del cantón se quedó atrás, los árboles se cerraban sobre sí mismos por su densidad, un olor a mirra comenzó a flotar en el aire, denso, sagrado, los búhos cantaban, los insectos murmuraban, entonces… apareció un horrible zumbido tan intenso que la tumbó hacia el suelo sus rodillas no resistieron el dolor la atravesó como un hierro caliente, el suelo comenzó a vibrar bajo su cuerpo, algo gigantesco caminaba entre los árboles, aquello no debía ser real. La temperatura descendió el frío era tan denso que no se podía respirar, con lo poco que le quedaba de fuerzas intentó correr, apenas logró avanzar un par de metros, cojeando, arrastrándose llena de miedo, entonces lo vio tenía unas cornamentas majestuosas estas emergieron de la niebla, el vapor que emitía su sola presencia lo cubría todo, la mirra olía a sangre, cerró los ojos y solo se entregó.
Sintió un peso sobre la cabeza. Una gran garra sujetó su barbilla y la obligó a mirar. La criatura tenía el cuerpo cubierto por un pelaje negro y grueso. Su voz, reproducía sonidos de una lengua imposible; esta parecía quebrarla por dentro, cada palabra era como un golpe aplastando los huesos.
—Bitte…, déjame volver a casa.
No respondió, solo exhaló un vapor áspero por su nariz. La criatura abrió su propio brazo con una de sus garras, desgarrando una pequeña parte de su carne. De pronto, la sangre brotó como un río oscuro. La tomó con una de sus garras y con ella, dibujó tres líneas paralelas sobre su frente.
—El cielo giraba en espirales antiguas, los árboles entonaban un canto ritual, ajeno al tiempo humano. Él me alzó entre sus brazos, me desvanecí.
Despertó en su cama, cubierta de sudor, su camisón estaba manchado de tierra, sus padres rezaban junto a la cama de rodillas, su hermano mayor Axa dejó en el mesón de noche junto a ella una cruz que el mismo había tallado, ellos dijeron que había sido marcada por el demonio, desde entonces Da'hna debe rezar al menos dos horas por día de rodillas en la iglesia, pidiendo perdón por algo que no comprendía.
Como es Da´hna
@Ilustración realizada con IA, creada por Adania Nilsen |
Como se ve desde la perspectiva de Deur´s |
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@Ilustración realizada con IA, creada por Adania Nilsen |
Ahora, el inicio de mi calvario.
Estoy cansada de llorar, los dos hombres que me llevan no me miran como a una simple mujer, me ven como a un estorbo, una abominación, ingresamos a la “Torreta de Justicia”, dentro huele a podredumbre, humedad y sangre, me encadenan del cuello, manos y pies, me arrojan a una oscura habitación mi cabeza se golpea brutalmente contra la pared, un hilo de líquido tibio emerge y resbala por mi frente, el sabor metálico de la sangre me llena la boca, aturdida, los veo cerrar la puerta, hay una cruz de madera tallada en la puerta, es tan grotesca, la habitación tiene el suelo de tierra hay un poco de paja. Mi corazón late contra mis costillas como si quisiera escapar por su cuenta, dejando mi pecho adolorido, sin aire. No tengo cómo defenderme, aquí no existen juicios justos, solo fe y odio, como si ambos debieran actuar de la mano. El noble Deur’s no busca justicia, busca aniquilación.
Las horas pasan, ya anochece logro verlo a través de una pequeña tras los montes del oeste, el frío se cuela por los barrotes el miedo se instala en lo más profundo de mi ser quiero volver a casa, que mi madre me abrace y despertar de este terror, escucho la marcha que se acerca hacia la puerta aparecen tres hombres ellos ingresan a la habitación, uno de ellos es el Pfarrer Albrecht Grimm, responsable de la iglesia del cantón él fue quien me acusó de tener contacto con un demonio del bosque, dijo que debía ser “limpiada”.
—Hija mía —dice, con voz envuelta en una falsa dulzura—, estoy aquí para ayudarte a confesar tus pecados, para que puedas ser purificada.
Lo miro, no sé qué decir, solo susurró.
—Señor Grimm… ¿Puedo volver a casa con mi mami?
Él me mira con lástima, como si yo ya estuviera muerta.
—Confiesa, Da’hna tal vez así Dios tenga piedad, tal vez así devuelvas el honor perdido de tu familia, tu hermano Axa… es el único que aún mantiene el nombre de los Imhof con su arte para la iglesia.
Me colocan con fuerza en una vieja silla, no puedo moverme por lo apretado y pesado de las cadenas, se sienten frías, se ven oxidadas huelen a sangre antigua, junto a mí hay una mesilla de madera cubierta por un pañuelo blanco, entonces entra el señor Deur’s todos inclinan la cabeza en un acto de reverencia como si se tratase de una especie de dios, como si no fuera una simple carne podrida vestida de nobleza, me mira como si aborreciera cada célula de mi existencia, se cubre la boca con un pañuelo que saca de uno de sus bolsillos, me toma la cara, apretando mis mejillas con brutalidad:
—Hoy vas a hablar, quieras o no, hija de Satanás, a mí no me engañas.
Grimm murmura, salmos. Deur´s hace una seña a uno de sus hombres. Este levanta el pañuelo de la mesa junto a mí, debajo hay una bandeja, sobre ella se encuentra una cruz de hierro, un cuchillo, unas tenazas, y un recipiente pequeño con agua.
—Confiesa, es tu última oportunidad.
—¿Qué… qué es lo que debo confesar?
Deur’s sonríe, es una mueca de lobo.
—Di que hablaste con el demonio, que sanaste a tu padre con tus poderes impíos. Reconoce antes Dios que eres una bruja, solo así tal vez mostraré misericordia.
@Ilustración realizada con IA, creada por Adania Nilsen |
—Pero… —susurró—. ¿Cómo confesar algo que no sé lo que significa?
Él niega con desprecio mientras se cubre la boca con un pañuelo como si lo que estuviese viendo le produjese absoluto asco, asiente al verdugo me levantan el vestido las tenazas se hunden en mi pierna el dolor es una explosión me remueven las carnes con violencia y desgarran mi carne sacando un trozo de ella dejándola sobre la mesa, la sangre brota a borbotones, grito, grito, grito.
Como si algo se rompiera para siempre dentro de mí.
—¡Bitte! ¡Bitte!, basta!
Deur’s sonríe con placer, gira lentamente la cabeza.
—Eres solo una mujer, nada te salvará del fuego, pero si confiesas… quizás no lo hagamos hoy. Grimm interrumpe, respetuoso:
—Señor… si me permite, tal vez ella pueda rezar el rosario para aceptar a Dios.
—¿Tú, Grimm, ahora suplicas por esta impía? ¿No fuiste tú quien vino a mi casa diciendo que esta niña hablaba con el demonio del bosque?
Grimm baja la cabeza, avergonzado, continúa rezando, ahora más bajo.
Deur’s saca el pañuelo de su boca, se me acerca, se agacha, en cuclillas, toma mis piernas acercándolas a su cuerpo bruscamente, las abre, introduce sus dedos en la herida abierta de mi pierna mientras mira a mis ojos sin pestañear.
—Ahora no hay nada que nos separe, mi querida Da’hna yo te ofrecí algo mejor en esta vida, ascender a la nobleza a pesar de que eres una simple sirvienta, pudiste salvarte y vivir como una verdadera señora junto a mí como mi esposa, sin embargo, elegiste echarte a correr y huir hacia al bosque, el hogar de los demonios.
Mi cuerpo tiembla, el sudor, las lágrimas, la sangre… son todo lo que me queda.
—Dios… si existes, no permitas que me rompan, no permitas que me lleven así.
Pero Dios no responde, solo el eco del vacío, debido a ello, en un acto desesperado, sabiendo todo lo que ocurrirá, susurró:
—Oh, bestia del bosque… si eres tú quien aún pronuncia mi nombre… ven a mí, sálvame del salvajismo de los hombres.
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Interludio: La bestia acude al llamado de Da´hna
La habitación respiraba no con aire, sino con memoria cada grieta en la pared parecía susurrar su nombre cada gota de sangre en la paja temblaba, viva, como si aún recordara el dolor de otras mujeres la luz se extinguía poco a poco, como si el mismo dios hubiera cerrado los ojos y entonces, lo sintió, un fuerte crujido en la tierra, lejano, hondo como si los huesos de un cuerpo se estuviesen acomodando. Las cadenas de Da’hna vibraron, no por una fuerza humana, sino por algo más antiguo, el hierro se enfrió como si hubiera sido sumergido en agua de tumba, el aire olía a mirra, a sangre seca un incienso que ninguna iglesia bendecía, una grieta se abrió en la médula del mundo, no había allí fuego ni relámpago solo una presencia, profunda como la noche, que se movía entre las raíces de la tierra y ella oyó su voz no con los oídos, sino con el recuerdo.
—“Has pronunciado mi nombre en la lengua del miedo… y yo te he escuchado.”
Un cuervo golpeó la reja de la ventana, luego otro y otro no graznaban solo observaban, la sombra de Deur’s se detuvo al sentir algo se giró hacia la puerta los ojos se le oscurecieron un segundo como si la grieta invisible se abriera tras de él, la bestia no vendría como un ángel no entraría como un salvador sino como una catarsis en la realidad, como un juicio que no necesita tribunal Da’hna, atada, herida, deshecha… sonrió, solo por un instante, porque algo había respondido.
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Continuará…
- Mueti! Bitte, nid! Nid mitnäh! Mueti!:Mami, por favor, que no me lleven.
- Bitte:Por favor
- Pfarrer: Párroco o sacerdote
- Schreiner Carpintero
- Zimmermann: Carpintero de obra o ebanista de estructuras, también puede ser constructor de techos (especializado en estructuras de madera).
- ¿Qué fuerza velada impidió que el señor Deur’s, aun con todo su poder, tomara por la fuerza a Da’hna como esposa? ¿Y por qué sus padres, en lugar de entregarla como un cordero al altar del poder, dudaron en hacerlo sin más?
🌑🕯🕯🕯Si mis relatos resuenan en tus sombras, ayúdame a llegar a otras almas que caminan entre la penumbra. Sígueme en Instagram @adania_nilsen; desde mi perfil podrás acceder al portal que enlaza todas mis moradas digitales, incluido mi nuevo santuario en YouTube.
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