Neumonion el consejo de las sombras
Fecha publicación: 28/06/2025
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Por Adania Nilsen |
Neumonion Capítulo I
Prólogo
El susurro de los túneles
El sol —ese dios moribundo— se ocultó tras un telón de ceniza hace ya demasiados inviernos. Desde entonces, los días sangran formando una penumbra perenne y las noches son cuchillas de hielo que desgarran a quien permanezca en la superficie más allá de la tercera hora. Dicen que todo empezó con la Gran Catarsis: gobiernos desplomados, ciudades devoradas por su propia soberbia, tecnologías reducidas a humo y chatarra. Luego llegó la llamarada del 2035, un latido abisal del astro moribundo y el último latido de nuestros circuitos quedó sepultado bajo un silencio inorgánico.
De aquel caos ascendieron —o más bien, emergieron— las familias de las Sombras. No reclamaron el mundo: lo poseían desde antes de que supiéramos su nombre. Conjuraron una red de energía espectral que palpita bajo tierra, y nos ofrecieron cobijo a cambio de obediencia. Quienes rehusaron descendieron al salvajismo; otros se helaron en la avenida rota del crepúsculo eterno. Y algunos se convirtieron en algo peor: los Perdidos, bestias mutadas que merodean la escarcha y se alimentan de lo que aún late.
Ahora, nuestra esperanza se resume a una respiración más, un día más bajo el hormigueo estéril de las lámparas subterráneas. Neumonion, la ciudad sepulcral, late como un corazón mecánico bajo toneladas de ruinas. En su centro, el Consejo de las Sombras delibera sobre nuestra supervivencia. Y sobre ellos, inamovible, reina Atirta Sxaas, Suma Teúrgida y Voz del Abismo; la única capaz de leer sin enloquecer las páginas vivas del libro que dicta la sangre de los sucesores.
Hoy, los susurros traen presagios de fractura. Las compuertas D-59 y D-57 —forjadas con acero balístico y sellos de geometría sagrada— sucumben al empuje brutal de las manadas mutantes. Ingenieros y escuadrones de quemadores se preparan para sellar la grieta antes de que el hambre de los perdidos se cuele en nuestros pulmones. Atirta misma alzará un escudo de realidad desgarrada, aunque ello desangre su poder.
Cada chispa de luz en Neumonion es una deuda con la oscuridad que la rodea. Y cada nombre inscrito en el Libro exige su cuota de dolor para mantener las sombras a raya. Mientras la nieve cae en silencio sobre la superficie petrificada, un murmullo recorre las galerías: si las compuertas ceden, no habrá túnel lo bastante profundo para ocultarnos del invierno final.
Capítulo I, sesión XI del Consejo de las sombras
Han pasado muchos años desde la Gran Catarsis que acabó con nuestros sistemas de gobierno. En las calles ya no existe la ley. El sol se ha ocultado durante meses, sin explicación aparente. Los recursos son escasos. Gran parte de nuestra tecnología se perdió en la guerra. Más tarde, en 2035, una gran explosión solar dañó prácticamente todas las redes de comunicación y los sistemas que quedaban.
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@Ilustracion generada con IA creada por Adania Nilsen |
Fue entonces cuando emergieron desde las sombras ciertas familias con el poder de “esclavizar” a quienes ya no tenían nada. Algunos aseguran que siempre estuvieron bajo tierra, aguardando el momento adecuado para surgir. Poseen habilidades sobrenaturales y, gracias a ellas, han tejido una red de energía que provee iluminación, calefacción y otros elementos esenciales para sobrevivir en el subsuelo.
El clima ha cambiado, ahora solo hay nieve y un frío mortal. Si permaneces en la superficie más allá de las tres de la madrugada, puedes morir congelado: las temperaturas descienden hasta los −60 °C. En esta región nunca había nevado antes. Las casas están siendo reconstruidas bajo tierra para protegerse del clima y del vandalismo; en la superficie, las pandillas caníbales se han multiplicado. Son grupos que han elegido ese camino; parecen disfrutar más del terror que provocan que de la carne que consumen.
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Para los que aún se aventuran arriba, la realidad es implacable. Ayer encontramos a una patrulla congelada junto a lo que fue un puesto de vigilancia: sus rifles aún apuntaban a la nada, cubiertos por una capa de escarcha que crujía como vidrio al menor roce. El frío había partido los pernos de acero y con ellos, el último vestigio de autoridad armada.
Con todo lo anterior, lo único que nos queda es la esperanza de vivir un día más. Nunca fui amante de la vida; sin embargo, por alguna razón, sigo aquí.
3 de noviembre de 2038
A veces salimos a la superficie a buscar personas perdidas o suministros útiles. Hoy, algunas pandillas recordaron su poder: sembraron miedo entre quienes se niegan a vivir bajo el dominio de las familias de las Sombras. Vi llegar una caravana de autos análogos, reparados con piezas antiguas sobre ellos. Los salvajes festejaban su botín de cuerpos desmembrados; en el techo de uno de los vehículos colocaron una cabeza junto a una vieja luz policial.
—¿Oíste eso? —susurró una mujer a mi lado, refugiada tras una columna hendida—. Son tambores, tamborilean en los depósitos de gasolina vacíos para que todos escuchemos.
—Calla, si nos encuentran, nos despellejarán por deporte —respondió un anciano, mientras su aliento se cristalizaba en el aire gélido.
Quienes los vieron huyeron a sus refugios subterráneos, excavaciones provisionales escondidas en construcciones abandonadas, para evitar ser descubiertos por los caníbales. Esas excavaciones cambian de ubicación constantemente.
Entre el 4 de noviembre y el 12 de diciembre
Bitácora personal: Las noches se han vuelto más largas —o quizá yo más consciente de su peso—. Dos veces intentamos rescatar a un grupo de niños atrapados en un supermercado derrumbado: llegamos tarde, sus cuerpos no mostraban mordidas, solo cicatrices ceremoniales, las pandillas parecen adorar el miedo que siembran.
13 de diciembre, 2038
Se ha convocado a una reunión por la familia Sxaas de Neumonion en la gran central de la ciudad subterránea su representante es conocida como una mujer frívola y cruel, algunos dicen que no es humana, viste con atuendos elegantes del siglo XVII siempre en color negro, parece que el paso del tiempo no hubiese tenido algún impacto en ella, desde la catarsis se ha designado un consejo donde un representante de las familias dominantes revisa la situación de la ciudad para mantener el orden, Atirta Sxaas inicia la sesión y camina hacia su trono, la sala está decorada de papel tapiz antiguo color negro con miles de símbolos antiguos dibujados a mano, los asistentes están en sus podios esperando que Atirta tome asiento para ellos proceder.
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Hay un libro que existe desde un tiempo antiguo incalculable: “Neumonion” en él se lleva el registro de las familias dueñas del mundo subterráneo y sus sucesores, solo quien es elegido por el libro puede leerlo sin ser herido a muerte y enloquecer. Los nombres de los sucesores solo aparecen cuando es tiempo de que tomen el poder; es el mismo libro quien los dicta.
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Se abre sesión.
—Estamos reunidos para iniciar la XI sesión del consejo, hoy hablaremos de quienes desde los sistemas de alcantarillado se encuentran atormentando a nuestra nación, alimentándose de ellos, le recuerdo que alguna vez fueron humanos, pero el último vestigio de esta humanidad se esfumó en el evento X-32 con el ataque del sol, ahora son solo mutaciones que actúan como animales con instintos primarios cazando y comiendo solo carne humana.
Tenemos tres grandes problemas que abordar: las pandillas caníbales se están organizando en clanes más grandes para ampliar su poder, aún hay personas viviendo en la superficie que se niegan a bajar a la gran ciudad poniendo sus vidas en peligro constante, por otro lado, tenemos en algunos sistemas de acueductos a los mutantes que por alguna razón se están agrupando en manadas y han roto parte de las compuertas D-59 y han iniciado con la D-57, pareciera que su fuerza es mayor a la que creíamos, han sido capaces de vulnerar parte de la estructura de acero, pero no han podido penetrar el núcleo de estas.
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Nota del registro:
Las compuertas de nuestra ciudad fueron fabricadas antes de la catarsis y poseen materiales avanzados.
Estructura principal:
- Acero balístico reforzado (tipo MIL-A-46100)
- Altísima resistencia a impactos, perforación y presión.
Refuerzo interno:
- Núcleo de hormigón armado o espuma metálica
- Absorbe vibraciones, detiene colisiones masivas.
Capa exterior:
- Aleación de titanio o cerámica balística
- Dispersa energía térmica, dentaduras y garras.
Extras:
- Sistema hidráulico sellado para impedir que la compuerta se venza o se abra por presión.
- Sistema anti-trepado / anti-fisura con púas, electricidad o aceite resbaladizo.
Continúa la sesión.
Atirta señala – propongo enviar un grupo de ingenieros y dos escuadrones de protección para reparar el daño antes de que sea demasiado tarde, deberán salir antes del amanecer en el momento de menor actividad de las criaturas yo supervisaré la operación y les otorgaré el escudo de protección en todo momento, cedo la palabra al consejero Remulles para que dirija al consejo en sus recomendaciones y luego iniciamos con las votaciones.
Remulles es un hombre viejo, muy sabio sabe cómo calmar a Atirta a pesar de su gran carácter, siento que ella lo ve como su padre, quizás por ese motivo lo escucha, aunque no siempre coincidan, ella suele tomar decisiones muy extremistas no le gusta correr riesgos innecesarios, aunque eso implique sacrificar a algunas personas, en cambio, Remulles intenta llegar a acuerdos con el resto de las familias para que estas decisiones sean moderadas y puedan aplicarse.
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Remulles se dirige al auditorio.
— Querido consejo de las sombras hoy 13 de diciembre tenemos que tomar decisiones importantes sobre enviar aparte de nuestros valiosos ciudadanos a reparar la estructura de las compuertas dañadas, esto con el fin de evitar una posible infiltración de las bestias come carne, sabemos de ellas que no son inteligentes, pero en el último periodo han mostrado cambios significativos en su comportamiento agrupándose en colmenas para unir fuerzas lo cual es para nosotros un signo de alerta, puesto que podría significar que hay atisbos de inteligencia y una fuerza colectiva.
El informe detallado de los daños fue enviado a cada uno de ustedes de forma anticipada para que puedan tomar su decisión informada en esta sesión, dado a lo anterior se somete a votación el envío del grupo de ingenieros C y el escuadrón delta 3 y gama 5 para la misión compuertas D-59 y D-57, aquellos a favor alcen su mano derecha, el consejo guarda un silencio sepulcral, siento que hay un gran conflicto entre los asistentes porque no quieren sacrificar a sus escasos ciudadanos calificados, pero, por otro lado, no se puede correr el riesgo de que “los perdidos” ingresen a nuestra ciudad, son 22 familias votantes el resto de la audiencia son ciudadanos que pueden manifestar su opinión representando al pueblo, pero no tienen derecho a voto, luego de unos minutos de deliberación 14 manos son alzadas a favor por las familias votantes, 4 en contra y 4 abstenciones, Remulles toma nota de los nombres de los votantes, ---- estimados ya pueden bajar sus manos se cumple el 50+1 por lo que se vota a favor del envío de nuestros ingenieros y escuadrón de protección.
Luego de algunos otros temas menores, el consejo cierra sesión y se retira. El escriba toma nota de la sesión y luego envía una copia del acta a cada representante de las 22 familias.
Atirta vuelve a su ala de seguridad, está algo molesta, Remulles la acompaña ella lo lleva del brazo en señal de cariño, - hija mía lo importante es que ya tenemos la autorización para la reparación, no pienses mucho en lo demás, Atirta - no puedo entender cómo 8 familias están dispuestos a correr el riesgo de infiltración, un evento de esas magnitudes podría no ser soportado por nuestros equipos de combate y mucho menos por nuestros ciudadanos, me parece un acto de irresponsabilidad, una clara falta sentido común, frunce el ceño, pone el libro con violencia en el podio, - no saben lo doloroso que es leer este maldito libro, si no fuera por él no habríamos construido la ciudad subterránea en los años 2000, Remulles agrega - tranquila mi querida Atirta el consejo sabe lo mucho que te esfuerzas por mantener la seguridad, el orden y la democracia de la gran ciudad.
Noche del 14 de diciembre, 2038.
Atirta duerme, está agotada tras la sesión, antes de eso estuvo algunas horas pensando cómo sería la mejor forma de guiar a los ingenieros y el grupo de escuadrón, consideró que sería buena idea enviar a dos curadores uno por escuadrón, esto sumado a los quemadores para defender a los técnicos e ingenieros mientras realizan la reparación, por su parte generara un escudo de protección con geometría sagrada sobre el grupo delta y Remulles junto a Seth lo harán para el grupo gama.
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Generalmente, para construir un escudo la persona debe poseer un poder sobrenatural otorgado a los sucesores de las familias nombrados por el libro de las sombras, para hacer este escudo se requiere modificar las frecuencias de la realidad y materializar la fuerza de una geometría sagrada que tenga esta función vibratoria, normalmente se necesitan al menos dos a tres personas para hacerlo a distancia, sin embargo, Atirta puede activarlo fácilmente sobre un grupo o más, pero debido a que debe supervisar toda la operación en el centro de mando no quiere invertir toda su energía protegiendo a los dos escuadrones y delega parte de la responsabilidad a sus colaboradores de confianza.
Seth es de la casa de la familia Nerun terceros en la línea sucesoria, es un hombre de 35 años, siempre se comporta de manera servicial, no le gusta mostrar su rostro por lo que siempre viste una capucha negra, usa una máscara de gas que fue diseñada y fabricada específicamente para su necesidad, se especula con que cuando era niño en uno de los ataques más agresivos que la ciudad sufrió durante su construcción, durante esa batalla perdió a su madre una curadora muy respetada, su vida desde entonces fue muy difícil siempre culpó a su padre de no protegerla esa noche y de lo que le pasó a su rostro, no hay más información al respecto, Seth es un hombre reservado, habla lo necesario y siempre protege las espaldas de Atirta y Remulles como una promesa solemne hecha por un caballero real.
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@Ilustracion generada con IA creada por Adania Nilsen |
Remulles III, es de la casa de la familia Crieda, fundadores de la ciudadela principal, tiene 86 años, su carácter es el de un hombre conciliador, es bueno escuchando, se comporta de manera paternal, es una persona recta que busca el bien común y sobre todo el de su querida Atirta a quien ama como si fuese su hija, puesto que él fue quien la crio, ella perdió a sus padres en una de las tantas emboscadas protagonizadas por los perdidos, posterior a ello hace 20 años el libro Neumonion escribió su nombre como sucesora para dirigir la ciudad, en cuanto eso sucede el libro marca el cuerpo del sucesor y solo este puede leer el libro, sin embargo, al hacerlo el lector sufre dolores desgarrantes, aquel a quien el don le ha sido otorgado puede leer, soportar la tortura y no perder la razón al utilizarlo, este contiene la información de cómo se construyó la ciudad, estudios técnicos, descripción detallada de los perdidos su comportamiento en el tiempo, el resultado de experimentos que se han logrado ejecutar con ellos y por sobre todo los secretos para despertar el poder sobrenatural en las líneas de sangre que han sido cuidadosamente conservadas desde el inicio de la humanidad en secreto mientras el mundo se autodestruía en la superficie.
La gran ciudad posee 88 compuertas protegidas por guardianes con capacidad de generar escudos y ataques, están selladas por la misma Atirta Suma Teúrgida de las Familias Fundadoras ella tiene toda la autoridad espiritual, política y simbólica, es la última descendiente directa del linaje fundador, y solo ella puede convocar al Consejo de las Sombras.
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El encuentro
Su descanso se ve interrumpido por un fenómeno que escapa a toda lógica, despierta desorientada, no en su lecho ni en su estudio, sino en las afueras de la compuerta C-76. La escarcha cubre sus botas, y su aliento tiembla en el aire como un presagio. ¿Cómo llegó hasta allí?, no lo sabe, todo está en silencio, salvo por un gruñido grave y prolongado que resuena entre las paredes metálicas, una figura emerge entre la neblina helada – es un perdido, está sola, sin su equipo, sin escuderos, su instinto reacciona de inmediato: abre dos geometrías sagradas, una de ataque en la mano izquierda —un patrón giratorio de hexágonos negros— y otra de protección en la derecha —una estrella de doce puntas incandescentes suspendida en su palma— pero la criatura no ataca, es más alta que el promedio de estos seres, al menos de 1,85 metros, su cuerpo parece mutado, pero aún conserva una estructura vagamente humana, tiene la piel, grisácea, cubierta de cicatrices rituales, sus ojos, sin embargo, son distintos: fijos, lúcidos, casi tristes, camina lento, sin hostilidad. —Mi señora Sxaas… —dice la criatura, la voz deforme y grave retumba con una resonancia que la paraliza— le he buscado por mucho tiempo, no deseo atacarle, permítame hablar, Atirta mantiene las geometrías activadas, pero no responde, su pulso se acelera, jamás había escuchado hablar a uno de ellos, entonces sucede lo impensado, la criatura comienza a mutar, su piel se tensa, sus extremidades se contraen y su forma grotesca se redefine con una rapidez antinatural, en cuestión de segundos, queda de pie frente a ella, completamente erguido, ahora parece un humano, sus rasgos son orientales, de cabello largo y negro como la tinta que fluye hasta la mitad de su gran espalda, su cuerpo, musculoso y marcado, parece tallado por un escultor ancestral. Atirta retrocede un paso, confundida, el hombre —o lo que sea— se aproxima lentamente, apoya un brazo sobre la pared, justo junto a su cabeza y con la otra mano la toma por la cintura, la acerca con suavidad hacia su cuerpo, ella debería defenderse, desatar su furia, pero no puede: involuntariamente desactiva ambas geometrías, su respiración se agita, sus mejillas se tornan rojas como si la sangre despertara de golpe en su interior, él le acaricia la mejilla y la besa con una pasión inesperada, ella se queda inmóvil, algo—un eco antiguo, una vibración escondida— le impide rechazarlo, su corazón, endurecido por años de liderazgo y sangre, titubea por primera vez en este par de décadas, pero solo por un instante, luego en un estallido de rabia, lo lanza con fuerza sobrenatural contra la pared —¡Aléjate de mí, bestia! —grita con furia— ¿cómo te atreves?… titubea, respira agitadamente, sus palabras se arrastran como sombras, será mejor que te vayas, si alguien te ve… tendré que matarte. La criatura sonríe, sus ojos no muestran miedo, sino una tristeza irónica. Su cuerpo vuelve a mutar con fluidez, retomando la forma monstruosa que tenía al inicio, baja a cuatro patas y desaparece velozmente entre las sombras del pasadizo, dejando tras de sí una estela de silencio.
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Atirta regresa a toda prisa a su salón; en su pecho, algo la estremece: por primera vez en mucho tiempo, tiene miedo. ¿Los perdidos están desarrollando inteligencia? ¿Consciencia? —No… no puede ser —musita mientras sacude la cabeza, tratando de disipar la duda que la invade. Apenas restan dos horas para el inicio del operativo en el centro de mando. Aun sin bajar la guardia, siente que algo se ha quebrado en el tejido de lo posible. El enemigo ha hablado y lo ha hecho con reverencia.
Recuerda que en sus sueños siempre oye rugidos, ahogados tras los muros, golpes bestiales. El enemigo aparece en sus sueños, torturándola con el miedo a perderlo todo otra vez.
“Atirta, suma teúrgida de las familias fundadoras, no hablaba en su nombre.” Cada una de sus palabras llevaba la carga de siglos, pactos escritos en sangre y símbolos que solo ella podía trazar sin morir de locura.”
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