Simulación: Ritual de disolución

Publicado: 19/06/2025





@ Ilustración generada con IA creada por Adania Nilsen 


Habían transcurrido demasiadas noches envueltas en dolor, como para imaginar que algo pudiera ser distinto. Como siempre, la luz azul se filtraba por la ventana como un veneno antiguo. Sentí cómo mi cuerpo era aplastado por una fuerza invisible y despiadada, quise llorar, pero las lágrimas no brotaban, quise gritar, pero mi corazón permanecía sellado como un juramento olvidado por los dioses.
El mundo seguía girando, devorándome pedazo a pedazo sin la menor piedad, reclamando mi carne, a veces incluso mi mente.

Me escondo en las sombras porque allí habita mi única paz, un silencio denso, casi sagrado. Todo se vuelve lento, suave como la seda raída del tiempo; por breves instantes, mi piel deja de arder.

Respiro.

El infierno no es un lugar lejano, está aquí, en la danza cruel de los hilos cortantes que manipulan a cada ser dentro de la simulación, sus voluntades son quebradas, sus sueños programados disminuyéndolos al mínimo por individuo, sus pensamientos transformados inducidos por los ecos de una voluntad ajena y de origen superior. Creen actuar con libertad, pero no son más que piezas sin alma en un diseño experimental. Cuando descubres que todo es una ilusión transitoria, el cuerpo comienza a desmoronarse: la piel se enrojece, los músculos se tensan hasta quebrarse, luego se disuelven, miles de agujas se clavan en el cuello y el rostro.
No temo desaparecer, pero no quiero irme sin antes contemplar la majestuosidad infernal de la existencia real.

Y entonces, por un instante, desperté, estaba dentro de un contenedor metálico, por algunos minutos perdí la conciencia.
De pronto aquellos que habíamos despertado nos encontramos en una instalación de techos altos y luces blancas que herían la vista. Parecía un hospital, pero tenía la frialdad de un matadero; nos pusieron en filas y nos obligaron a arrodillarnos con el rostro contra el suelo, alineados como sacrificios. La primera fase del procedimiento consistía en sumergir nuestras cabezas en un contenedor colosal lleno de un líquido azul espeso. Mientras me hundían, abrí los ojos. Muchos de los que eran sometidos junto a mí se debatían entre espasmos, sacudiendo sus cuerpos y cabezas con desesperación. Los supervisores de aquella atrocidad —altos, implacables— se aseguraban de que permaneciéramos el tiempo suficiente para perder la conciencia sin morir. Tragué el líquido, ardía como el maldito infierno; dentro de mí, choques eléctricos me atravesaban el cerebro hasta dejarlo en blanco.

@ Ilustración generada con IA creada por Adania Nilsen 


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Todo se apagó.

Cuando recobré la conciencia, algunos yacían esparcidos en el suelo, no sabía si aún respiraban, no podía ver con claridad: el líquido me había quemado los ojos y todo se tornaba brumoso, respirar dolía. Mis manos estaban atadas a la espalda con un material frío y metálico. Uno de los supervisores se acercó, su rostro no era humano: piel grisácea, ojos completamente negros, dedos largos y huesudos; su estatura superaba los dos metros. Me tomó del mentón con una fuerza brutal, alzándome mientras mi cuerpo apenas se sostenía, temblando sin control.

—Esta aún recuerda —dijo, con voz grave y distante—, sumérjanla en el pozo 13-T10.

Me arrastraron por un pasillo interminable; la arquitectura era inhumana, como si en este lugar la tecnología hubiese evolucionado muchos siglos más allá de nuestra comprensión. Vi compuertas automáticas marcadas con códigos desconocidos y símbolos. Llegamos al ala superior, el número solicitado brillaba sobre una estructura metálica; allí, junto a otros cuerpos temblorosos, nos sumergieron sin ceremonia.

@ Ilustración generada con IA creada por Adania Nilsen 


Vi el horror reflejado en los ojos de los demás antes de que perdieran el conocimiento.
Intenté escapar, golpeaba con fuerza, mis piernas se agitaban frenéticamente, pero una gravedad artificial me arrastraba hacia el abismo líquido. No logré salir, todo se desvaneció como un sueño al borde de la muerte.

Solo logré escuchar:

—Procedimiento completado. Reconectar a los sujetos al simulador 23-Terra-10. Finaliza la transmisión.

@ Ilustración generada con IA creada por Adania Nilsen 


@ Ilustración generada con IA creada por Adania Nilsen 


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🌑✨🕯
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